AGENDA LITERARIA IV

La Recepción Literaria

"Miles y miles de libros sin lectores duermen en las bibliotecas a la espera de su fin. Fin que no llega porque ya se sabe que quién mata un libro es peor que quien mata a un hombre. Por algo el libro, el libro por antonomasia, no se puede tirar, debe dormir hasta su consunción el sueño de los justos. Porque está escrito: en el principio fue el verbo y el libro es el lugar donde ese verbo vive. Más que en las bocas vive entre las páginas, en las hojas, escrito, acostado. De allí se incorporará, se pondrá de pie, marchará cuando unos ojos los miren, cuando unos labios lo pronuncien, cuando el hombre lo visite." - Héctor Yanover

Todo creador hace de su obra una totalidad significante, pero el escritor escribe fundamentalmente para que el lector la cumplimente bajo su propio horizonte; su función es capacitarnos para oír y sentir la obra que sólo la descubrimos por él y a través nuestro. El proceso comunicativo artístico se hace efectivo cuando se logra establecer un dialogo entre el emisor y el receptor, los dos polos estéticos del mismo.
Todo libro, cualquiera fuera el género, tiene su carácter apreciativo. Respecto de la lectura, es bueno tener presente una serie de reglas preexistentes que orientan la comprensión y permiten una mejor y certera acogida. Cada época ha estado y está dominada por modelos estéticos que la preceptiva literaria fija de alguna manera. Los caminos son muchos, pero descorriendo lo absoluto, lo importante es poder leer con visión de esencia y resonancia de sentido. El mejor método como dice H. Ecco siguiendo a Gaetan picon o Wilson es seguir el análisis de una obra mediante la inteligencia y la sensibilidad.
En el análisis textual hay una aproximación gradual que va desde lo fáctico que representa el texto a lo estético.
Todo texto tiene una conformación externa: solapas, tamaños, características tipográficas, inserción de colecciones, cubiertas, títulos, portadas, dedicatorias, notas, prefacios, prólogos etc. Y posee una estructura propia que nos permite hablar de forma y contenido. La forma cuya variabilidad depende del género es el continente necesario de lo sustancial. Toda obra que está articulada con el lenguaje, tiene tres aspectos, el verbal, el sintáctico y el semántico. El ser de la literatura es el lenguaje y a él nos remitimos de manera constante.
El análisis de la literatura debe comenzar a partir del interior, del texto aislado, que es su dato concreto, pero debe moverse hacia fuera, en dirección a la totalidad de la literatura y de la cultura.
Crate de Molo, en la Edad Media, inventa la lectura múltiple. Las posibles lecturas de un texto son: Literal, moral, alegórica y anagógica. Por ejemplo:
Respecto del pasaje bíblico, la salida de Israel:
a) Histórico literal “…y salío el pueblo de su cautiverio…”
b) Moral: Egipto es la encarnadura pecaminosa, el pueblo de Israel, el alma humana que debe salir de esa situación de pecado.
c) Alegórico: es cuando el caudillo, Moisés, libera al pueblo de la esclavitud.
d) Anagógica: El hombre está cautivo en esta tierra, el cuerpo es una tumba, el mundo es una esclavitud.

En literatura, cada texto es una propuesta estética tanto lingüística como semántica de alcance polisémico.
Comprender un texto es construir un modelo o representación mental de lo que se expone, Esta construcción es fruto de una interacción entre la información que aporta el texto y los conocimientos del lector.