AGENDA LITERARIA- El mundo descarnado del pícaro-
El mundo descarnado del pícaro.
Cierta decadencia española fue determinante para generar en el siglo XVI, un clima social donde abundantemente se movían truhanes y hampones. La literatura fiel a la realidad creó su propio mundo: holgazanes, mendigos, falsos peregrinos y ermitaños, vendedores de chucherías, titiriteros y mostradores de retablos que no salían de bodegones y tabernas, falsos tullidos, estafadores y rateros.
Las obras literarias (El Lazarillo de Tormes; Vida del Buscón don Pablos) que narran con desgarro cínico la vida de estos seres, tienen un hondo sabor moral, que a su vez critica la moral al uso. Es erasmista y estoico. El filósofo estoico es impasible; el pícaro, también; por otra parte, tanto el cínico como el pícaro son de carácter autónomo e individualista, desprecian el poder constituido y no creen en la superioridad ajena, por lo cual censuran y satirizan a la sociedad que les rodea, presentándola, reflejada en su deforme espejo, que pretende ser más real que la apariencia.El pícaro aspira a la libertad, es el anti héroe, pero en el fondo siente amargura al descubrir que el héroe que él ve, es falso. Se jacta de carecer de idealismo, tan exagerada e insistentemente que en su fondo late como un ideal o añoranza del ideal inexistente. No suele enamorarse, ya que el amor requiere sacrificio y supone fe y el pícaro es egoísta y desconfiado. El pícaro no se jacta de virtud alguna; tiene una vida áspera y mísera; amarga, rufianesca y despreocupada. Esto explica la aparición de la novela picaresca como contraposición al ideal sostenido por las novelas pastoriles, de los libros de caballerías y de una realidad social frívola y mentirosa.
Cierta decadencia española fue determinante para generar en el siglo XVI, un clima social donde abundantemente se movían truhanes y hampones. La literatura fiel a la realidad creó su propio mundo: holgazanes, mendigos, falsos peregrinos y ermitaños, vendedores de chucherías, titiriteros y mostradores de retablos que no salían de bodegones y tabernas, falsos tullidos, estafadores y rateros.
Las obras literarias (El Lazarillo de Tormes; Vida del Buscón don Pablos) que narran con desgarro cínico la vida de estos seres, tienen un hondo sabor moral, que a su vez critica la moral al uso. Es erasmista y estoico. El filósofo estoico es impasible; el pícaro, también; por otra parte, tanto el cínico como el pícaro son de carácter autónomo e individualista, desprecian el poder constituido y no creen en la superioridad ajena, por lo cual censuran y satirizan a la sociedad que les rodea, presentándola, reflejada en su deforme espejo, que pretende ser más real que la apariencia.El pícaro aspira a la libertad, es el anti héroe, pero en el fondo siente amargura al descubrir que el héroe que él ve, es falso. Se jacta de carecer de idealismo, tan exagerada e insistentemente que en su fondo late como un ideal o añoranza del ideal inexistente. No suele enamorarse, ya que el amor requiere sacrificio y supone fe y el pícaro es egoísta y desconfiado. El pícaro no se jacta de virtud alguna; tiene una vida áspera y mísera; amarga, rufianesca y despreocupada. Esto explica la aparición de la novela picaresca como contraposición al ideal sostenido por las novelas pastoriles, de los libros de caballerías y de una realidad social frívola y mentirosa.
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