AGENDA LITERARIA, Paracelso y su concepción ideológica.

Paracelso y su concepción ideológica:

Su verdadero nombre era Teofrasto de Hohenheim. Este médico con una sed insaciable de conocimiento frecuentó alquimistas, astrólogos, curanderos, charlatanes, y gitanos.
Pronto alcanzó reputación de obrar milagros, de curar dolencias y enfermedades ante las que otros médicos fueran impotentes, y así todavía hoy perdura su leyenda en algunas regiones de Suiza y Austria. Trataba de evitar todo lo posible las operaciones quirúrgicas e intentaba, según decía, fortalecer con sus tratamientos la capacidad que posee el cuerpo humano de curarse por sí mismo.
Veía al mundo con mirada de alquimista, para él todo cuanto existe constituye un vasto conjunto, un todo coherente y los movimientos de los cuerpos celestes corresponden a los del cuerpo humano; en consecuencia, la misión de la medicina es descubrir y dominar las misteriosas fuerzas químicas que provocan las enfermedades. El hombre es un microcosmos y una imagen reducida del universo, que es a su vez un macrocosmos; por ello cada órgano del cuerpo humano aparece dirigido por el cuerpo celeste correspondiente. Parecelso concede un interés exagerado a lo mágico y a lo sobrenatural y atribuye un poder milagroso a los amuletos y a otros medios de "protección", pero pensaba que el poder de curar procede de Dios y los médicos y todos sus remedios son únicamente simples instrumentos que nada pueden si la curación del enfermo no entra en los designios de la providencia.
En su obra De la prolongación de la vida, insiste en el hecho de que el hombre puede por sí mismo prolongar o acortar su existencia y que el mejor medio de prolongarla es un régimen alimenticio bien equilibrado. Paracelso fundamenta la medicina en la observación de la naturaleza, afirmando que los fenómenos vitales proceden exclusivamente de reacciones bioquímicas y abriendo paso a los estudios de la fisiología alimenticia moderna.
Ha sido y considerado un adelantado respecto de su época y yo, agregaría que hoy, muchos postulan estas consideraciones haciéndolas propias. Cuántos palabreros y qué pocos merecen el calificativo de auténtico conocedor.