LA LIBERTAD INTERIOR
Para poder alcanzar la autentica libertad hay que desencadenar los hábitos en que hemos sido hechos. Somos el recuerdo del pasado almacenado por nuestra realidad histórica. La libertad no surge del producto de una acción, que por lo general ha sido determinada por la autoridad que arma el sistema y que nos indica que debemos hacer, pensar y sentir, ya sea consciente o no.
La mejor forma de lograr la libertad interior es cancelar el entretejido que arma y desarma el pensamiento. Descontracturarnos, ver nuestra propia realidad interna tal cual es, no cómo nos enseñaron a conocer.
Vivimos en un mundo difícil, repleto de miserias, complejo; lleno de vacuidad, entretenidos por esta sociedad de confort impregnada de deseos y logros materiales, que hemos armado a lo largo de la historia mirando solamente hacia afuera; colocando el árbol que queremos y nos enseñaron ver. Vivimos en un mundo de incomprensión donde se dice una palabra, que expresa algo, y el otro la interpreta de acuerdo a su trasfondo, con sus deseos y complejidades. Así se crean la ideas o conceptos falsos.
Si bien es cierto que la mejor forma de comunicación es el lenguaje; ésta es muy difícil.
Vivimos en un mundo de acciones fragmentadas que se contradicen las unas a las otras y así persiste la dualidad borrando la posibilidad de la unidad tan necesaria.
Puede un ser humano alcanzar una vida en la que no haya muerte, una vida fuera del tiempo, sin sufrimiento y sin pensamiento que es el que crea los conflictos sicológicos? Visto de esta forma el pensamiento es dañino.
Cuando TODO se pueda ver con claridad y uno no viva una vida puramente verbal ni en un mundo de incomprensión, entonces tal vez, hay una vida sin principio ni fin, una vida hecha de pura y auténtica realidad.
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